Lejos del kitsch y de los tópicos volvemos a descubrir la Ruta66. Encontramos músicos, películas de Hollywood, indios y bandidos, triunfos y tragedias. Hay mucho más que la nostalgia de los años 50.



martes, 27 de diciembre de 2011

Las ciudades de la Ruta 66 - 2. El espíritu de Saint Louis

Acercándose a St. Louis desde el este, ya se ve desde lejos la elegante forma del “Gateway Arch”, un arco brillante que firma como el monumento más alto del mundo con sus 193 metros de altura. Su geometría es tan sencilla como fascinante – según el ángulo de la mirada resulta difícil decir cual de sus dos pies es el más cercano y cual es el más lejano. Su aspecto futurista exterior contrasta con el interior: Para subir hay que apretujarse dentro de unas minúsculas cápsulas para cinco personas que recuerdan a los Spútnik. He llevado gente que al último momento se negaron a subir, por claustrofobia. No obstante, las vistas de la ciudad y del majestuoso río Mississippi recompensan.

El arco fue construido en 1965 para conmemorar la importantísima función que tuvo Saint Louis en la conquista del oeste. Su nombre la describe: gateway significa portal. La ubicación de la ciudad, a la confluencia de los ríos Mississippi y Missouri, y su buena accesibilidad desde Chicago, la predestinaron a ser la puerta hacia el oeste salvaje.

Cuando los aún pequeños Estados Unidos compraron por la ridícula suma de 15 Millones de Dólares el inmenso y vacío territorio de Louisiana de la Francia napoleónica, el terreno era prácticamente desconocido e inexplorado. Solo unos pocos aventureros se habían atrevido a recorrerlo. Todavía corrían rumores de nativos de ojos azules que hablaban galés. El presidente Jefferson encargó en 1804 a un pelotón de 30 hombres a buscar el mítico Paso del Noroeste, un camino fluvial hasta las ya conocidas costas del Pacífico. La expedición guiada por Lewis y Clarke, tardó 2 años por llegar hasta el Océano y volver. Descubrieron que la ruta fluvial no existía, pero llevaron muchísima información geográfica que formó la base de la consecuente conquista del Oeste Salvaje.

Por su localización estratégica, Saint Louis creció hasta ser una de las ciudades más grandes y más prósperas del joven país. Después de la Guerra Civil Americana, atraía muchos Afroamericanos huyendo de la represión racista de los estados del sur con el resultado que Saint Louis quedó como un punto fijo en el mapa musical mundial. El Blues y el Jazz florecían en la ciudad que aportó artistas tan importantes como Scott Joplin, Josephine Baker, Miles Davis y Chuck Berry. El último, a la edad de ya 85 años, aún sube al escenario cada tercer miércoles del mes en una pequeña sala llamada Blueberry Hill.

Pero Saint Louis llegó a ser no solamente un motor musical sino también uno de económico. Durante décadas era la segunda ciudad de fabricación automovilística detrás de Detroit. Pero la profunda crisis del coche americano hizo cerrar las fábricas de Ford y Chrysler. Aún quedan algunas empresas de nivel mundial, como el gigante de pilas “Energizer” o el globalmente mayor fabricante de semillas genéticamente modificadas Monsanto – sin duda una de las empresas del mundo que ha provocado más oposición política. Tampoco debemos olvidar la cervecería más grande del mundo; pero cuando la casa Budweiser fue comprada por un inversor belga en 2008, los patriotas americanos hablaron de la venta de un símbolo nacional. Sin embargo, la visita a las instalaciones de la Bud sigue siendo uno de los imanes turísticos de la ciudad.

Hoy día Saint Louis es una ciudad mediana a nivel americano: el área metropolitana cuenta con unos 2,8 millones de habitantes. La perdida de mucho empleo en las últimas décadas ha llevado a graves problemas sociales. Otra vez detrás de Detroit, Saint Louis figura año tras año como la segunda ciudad americana con más homicidios, mucho por delante de por ejemplo Los Angeles, a pesar de la mala fama de la megaciudad californiana. Pero el viajero no se va a enterar de estos problemas que se concentran en ciertos barrios. El centro de Saint Louis se presenta tranquilo y agradable. Pero el punto neurálgico del espíritu de la ciudad no es una determinada plaza, ni el ayuntamiento o un rascacielos, sino el estadio de Béisbol: St. Louis tiene fama de ser la ciudad más fanática para los deportes de todo Estados Unidos.

Para más información acerca de nuestros viajes en Moto os podéis poner en contacto vía rumbo@rumbo66.es o mirar la web www.rumbo66.es

Las fechas de las salidas en 2012 serán:
Mayo: 26/05 - 09/06
Julio: 21/07 - 04/08
Agosto: 04/08 - 18/08
Septiembre: 08/09 - 22/09
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jueves, 15 de diciembre de 2011

Las ciudades de la Ruta 66 - 1. El punto inicial: Chicago

La metrópoli en las orillas del Lago Michigan es una de las ciudades más infravaloradas de todo el país. Nueva York y San Francisco se llevan los galardones pero Chicago ha fallado en su promoción turística. Sin querer quitar mérito a las dos mencionadas, Chicago supera a todas las ciudades americanas en términos de estética urbana. No se podría haber escogido mejor sitio como punto inicial de la Ruta 66. Es justamente ahí donde se inventó los rascacielos y hoy día la ciudad parece un museo de la historia arquitectónica del país. El centro es increíblemente limpio, no se encuentra ningún graffiti.

En cambio, a Chicago le pesa su reputación de capital de la delincuencia, relacionada a la mafia de Al Capone y a criminales como John Dillinger. En la opinión pública sigue siendo un centro de la corrupción. Los titulares de los periódicos fomentan esta imagen: El ex-gobernador George Ryan – conocido por su moratorio de la pena capital en el estado de Illinois - seguirá entre rejas hasta 2012 por haber aceptado sobornos. Su sucesor Rod Blagejovich intentó a vender el escaño de Barack Obama cuando este dejó el senado para instalarse en la Casa Blanca. Hace solo una semana, Blagejovich - calificado como el gobernador menos popular de todos los tiempos - fue condenado a 14 años de prisión.

La corrupción y la notoria incompetencia de la administración también influyen un poco en la visita de la ciudad: El Millenium Park, ideado para celebrar la llegada del nuevo milenio, no fue acabado hasta el 2002. Los habitantes se burlaron diciendo que habría que llamarlo el ‘Parque del cuarto Milenio’. El futuro de otro proyecto fantástico todavía está por verse: El arquitecto valenciano Santiago Calatrava diseñó un edificio que prometía ser el rascacielos más bonito del mundo entero. El cohete entregirado se debía levantar hasta 600 metros de altura pero tras acabar los fundamentos hace tres años, las obras están paradas.

No obstante, queda la subida al piso 103 de lo que sigue siendo el edificio más alto del hemisferio occidental: La Sears Tower –oficialmente rebautizada en Willis Tower. Las vistas de la ciudad y del lago son absolutamente espectaculares. Los que saben superar el vértigo, se pueden atrever a salir a uno de sus balcones con suelo de vidrio para observar a los taxis de miniatura, 400 metros más abajo.

Paseando por las calles se detecta obras de arte de creadores de primera clase como Picasso, Miró o Chagall. La primera categoría de artistas se encuentra también en el Art Institute que ofrece una magnífica colección de obras de Dalí, Picasso, Van Gogh, Monet, Renoir o Cézanne y uno de los cuadros americanos más famosos: “Nighthawks” de Edward Hopper, la escena de un bar de noche que todo el mundo relaciona con Humphrey Bogart.

Chicago está profundamente relacionado con la historia de la música, especialmente con el Jazz y el Blues. En los años 30 del siglo pasado empezó una gran migración de afroamericanos que huyeron de la represión de los estados del sur. Entre ellos brillan nombres como Louis Armstrong, Muddy Waters o Bo Diddley. Todos llegaron a la fama en el ambiente más liberal de Chicago. Hoy día el Jazz y el Blues siguen vivos en la ciudad y no haremos ningún viaje por la Ruta 66 sin acudir a algún bar para escuchar música en directo.

La Ruta 66 empieza en una ciudad preciosa, fascinante y muy sorprendente. Para mi personalmente, uno de mis sitios favoritos ...




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