Lejos del kitsch y de los tópicos volvemos a descubrir la Ruta66. Encontramos músicos, películas de Hollywood, indios y bandidos, triunfos y tragedias. Hay mucho más que la nostalgia de los años 50.



martes, 27 de noviembre de 2012

La Música de la Ruta 66: 2. Más Jazz y Blues en St. Louis

Inicialmente la historia musical de St. Louis se desarrolló paralela a la de Chicago. Por un lado por la proximidad geográfica, por otro lado, la “autopista” fluvial del río Missisipi disfrutaba de lazos históricos con los estados del sur y especialmente con Memphis y Nueva Orleans. Los buques de vapor habían traído la música negra al este de Missouri antes de llegar al norte de Illinois. De niño, Bix Beiderbecke había oído las bandas musicales tocando en los barcos desde la casa de sus padres en las orillas del río en Davenport, 400 kilómetros más al norte. Más tarde se convirtió en uno de los primeros grandes cornetistas del Jazz.
Entre la primera ola de migrantes del sur se encontró el pianista Scott Joplin, el “Rey del Ragtime”. Sus composiciones eran tan originales que aún en tiempos actuales, casi todo el mundo conoce sus melodías, muchas veces sin saber donde se habían originado. Su casa en St Louis es considerada patrimonio nacional y está gestionada por el servicio de parques estatales. No obstante, en su época estaba obligado a tocar en bares oscuros y burdeles. No sorprende que al largo de los años sus habilidades técnicas sufrieran a causa de la sífilis que había contagiado. A pesar de su gran fama murió pobre. Su primera ópera fue confiscada, ya que no podía pagar sus facturas.
Scott Joplin tenía una gran influencia sobre los músicos de su ciudad que crearon con el St. Louis Blues un estilo propio caracterizado por el dominio del piano.
Pocos años después de la muerte de Joplin nació el músico que quizás se puede considerar la figura del Jazz más importante de todos los tiempos. A Miles Davis, le llamaron el Picasso del Jazz. Era un músico que nunca se quedó fiel a un estilo, que sorprendía y escandalizó repetidamente sus seguidores más apasionados. Nació en Alton, 50 kilómetros al norte de St. Louis en una familia bien situada. Cuando Miles tuvo justo un año, a causa de unos disturbios raciales, la familia se trasladó a East St. Louis, donde su padre abrió una consulta de dentista. Miles no quería una vida tan estable, se fue a Nueva York y empezó a tocar Be-bop con Charlie Parker. No aguantó mucho y formó su propio conjunto con el que empezó directamente a crear un nuevo estilo, el Cool Jazz. Influenciado por el movimiento hippie, a partir de los 70 experimentó con fusiones entre Jazz y Rock, bruscamente rechazado por los puristas del Jazz.
Al mismo tiempo salió otro gran innovador de St. Louis: Chuck Berry se convirtió en uno de los pioneros del Rock’n’Roll, y su influencia sobre el género es indiscutible. Semejante carrera no había sido previsible. Con solo 18 años ya fue condenado a 3 años de prisión por un atraco armado. Chuck Berry se quedó fiel a su ciudad natal toda la vida. Hoy día, a los 86 años sigue tocando cada tercer miércoles del mes en el bar Blueberry Hill.
Otros artistas de una cierta importancia que salieron del puerto principal del río Mississippi fueron el guitarrista de blues Albert King, el cantante de Rock T-Bone Burnett y Ike Turner, el ex-marido de Tina Turner.
Pero en esa misma época se rompieron los paralelismos entre St. Louis y Chicago. Mientras Chicago seguía prosperando y construyó  hasta entonces el edificio más alto del mundo, la Torre Sears, St. Louis entró en una larga fase de decadencia económica. Detrás de Detroit había sido el segundo centro nacional de la industria del automóvil. Pero una fábrica tras otra cerró sus puertas. St. Louis ganó fama como una de las ciudades más violentas del país, curiosamente siempre detrás de Detroit, que sufrió el mismo destino. La escena cultural entró en una crisis parecida, poca cosa de importancia ha salido de St. Louis en los últimos años. El peso cultural que tenía la ciudad en épocas anteriores comprueban nombres como los escritores T.S. Elliot y William S. Burroughs, la bailarina Josephine Baker y los actores Vincent Price y Linda Blair, la niña del “Exorcista”.

St. Louis Walk of Fame (6200 – 6600 Delmar Blvd)
Una copia del paseo de las estrellas de Hollywood, adaptada a las grandes figuras de St. Louis. Hay bastante vida nocturna en la zona, donde se encuentran también las salas de concierto Blueberry Hill y The Pageant (6161 Delmar). En la misma calle se encuentra una estatua de bronze de Chuck Berry (6555 Delmar).

Scott Joplin House (2658 Delmar Blvd): Se puede visitar la modesta casa del compositor que no ha sido convertida en un espectáculo como la villa de Elvis.

Blueberry Hill (6504 Delmar Blvd): Conciertos normalmente solo los fines de semana y tampoco siempre. Para ver a Chuck Berry hay que comprar la entrada con antelación a través de la web.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Nueva Série: La Música de la Ruta 66

1. Chicago - Capital del Blues y del Jazz

El nombre de la ciudad en las orillas del Lago Michigan evoca inevitablemente las asociaciones con Obama, Al Capone, rascacielos… el Jazz y el Blues. La tercera metrópoli del país marcó los rumbos de los dos estilos musicales con nombres como Louis Armstrong, Bo Diddley o Muddy Waters.
Ninguno de ellos había nacido en Chicago. La historia musical de la ciudad fue movida por migrantes. Pasado la guerra civil americana, los esclavos del sur fueron oficialmente liberados pero seguían sufriendo discriminación y desigualdad. A principios del siglo veinte muchos afroamericanos empezaron a migrar hacia los centros industriales del norte que prometían trabajo y más libertad. Chicago, St. Louis, Cincinnati, Detroit acogieron centenares de miles de migrantes de los estados del sur. Solo en Chicago su número creció a más de medio millón hasta la mitad del siglo. Grandes partes del sur de la ciudad se convirtieron en el “black belt”, el cinturón negro.
Los recién llegados mantenían vivos sus raíces culturales. Además encontraron un ambiente más abierto y una infraestructura preparada para su expresión cultural. Había salas de baile para tocar en directo y estudios de grabación. Fue un productor blanco, Lester Melrose de Columbia Records, quien detectó el potencial comercial de la música afroamericana. Publicó los primeros discos de blues de Jelly Roll Morton, King Oliver y Big Bill Broonzy.
Las luchas sindicalistas, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial cambiaron el ambiente de la ciudad y la situación personal de los afroamericanos, lo que encontró su expresión en un nuevo estilo del blues, más intenso, más agresivo y con más volumen. Los experimentos con la guitarra eléctrica dieron paso al Blues de Chicago. Los hermanos Chess, dos checos que habían huido de la dictadura nazi, fueron los primeros que sacaron discos de Muddy Waters, Howlin’ Wulf y Sonny Boy Williamson. Su estilo marca la corriente dominante del Blues mundial hasta hoy y fue la gran referencia para el rock blanco de los 60 y 70, la influencia principal de Jimi Hendrix, Led Zeppelin o los Rolling Stones. Los últimos grabaron parte de su segundo disco en los estudios Chess. Un tema instrumental lleva la dirección postal como título: 2120 South Michigan Avenue. Hoy día el estudio está convertido en un pequeño museo.
El Jazz se desarrolló de forma paralela. En el sur era un estilo más urbano que el blues, su centro neurálgico era el barrio rojo de Nueva Orleans. Durante la Primera Guerra Mundial la ciudad se convirtió en un puerto principal de las fuerzas navales y el jefe de la comandancia, preocupado por la disciplina de las tropas, ordenó el cierre de los múltiples locales de ocio. Los músicos prepararon sus maletas y se fueron al norte, donde siguieron tocando el Jazz de Nueva Orleans. Finalmente, su estilo ganó fama mundial bajo el nombre de Chicago Jazz.
En los años 60 nació el Soul en Chicago, pero la ciudad fue eclipsada rápidamente por Detroit y Nueva York. El único artista hoy todavía recordado es Curtis Mayfield. En la década siguiente, Chicago contribuyó con bandas como los Styx, REO Speedwagon y  Chicago al rock más bien convencional. Desde entonces el rock  se ha subdividido en muchísimos subgéneros.
En los 90 muchos representantes del Rock Alternativo salieron de las orillas del Lago Michigan: los más famosos son sin duda los Smashing Pumpkins. Urge Overkill nos suenan de la banda sonora de Pulp Fiction y los más enterados conocen también nombres como Jesus Lizard, Didjits, Plain White T’s o Rise Against. A pesar de su gran población negra, Chicago ha contribuido muy poco al HipHop. Su único rapero de primera fila es Kanye West.
La música en directo sigue muy viva en Chicago, y por su particular estructura geográfica, los locales no se encuentran tan dispersos como en la mayoría de las ciudades americanas. El público de los bares de Blues y Jazz en directo está compuesto básicamente por estudiantes y turistas. Los clubs alternativos, sí que suelen ubicarse un poco más lejos del centro. Recomendaría:

Blues
Rosa’s Lounge (3420 W Armitage): Pequeño club con una programación un poco más atrevida.
Kingston Mines (2548 N Halsted): Algo rústico y agradablemente sencillo, pero con una programación muy estandardizada.
Buddy Guy’s Legends (700 S Wabash): El propietario Buddy Guy es una figura central del Blues de Chicago. La programación es bastante clásica también.
ChicagoBlues Festival (Grant Park): Cada junio Chicago celebra su legado musical con un festival de tres días. Además la entrada es gratuita.
Blues Guide: Web en inglés con calendario de conciertos.

Jazz
Green Mill (4806 N Broadway): Fue uno de los bares favoritos de Al Capone. Por su decoración y el ambiente muy recomendable.
Andy’s (11 E Hubbard): Ofrece conciertos de todos los estilos del Jazz, de Dixieland hasta Fusión Latina.
Jazz Showcase (806 S Plymouth Court): Club con un ambiente más intelectual y purista.

Rock Independiente
The Metro (3730 N Clark): Mezcla de bandas locales y nacionales antes de (posiblemente) llegar al gran éxito.
Empty Bottle (1035 N Western): Algo parecido al primero, pero la programación es más variada.

Fotos: 1  Carlos Johnson en Rosa's Blues Club. 2 Harmonica Kahn en Rosa's Blues Club 3 Buddy Guy en su propio club Buddy Guy's Legends.
Más información sobre nuestros viajes por la Ruta 66 en la web www.rumbo66.es.
Fechas de salidas en grupo en 2013: 01 - 15/06, 20/07 - 03/08, 03/08 - 17/08, 07/09 - 21/09

viernes, 11 de mayo de 2012

Las Ciudades de la Ruta 66: 5. Los Angeles


America siempre ha tenido el concepto que cultura es equivalente a entretenimiento. No sospecha ninguna contradicción entre cultura y comercio. Esta idea pragmática es la raíz de su éxito mundial. Ninguna ciudad americana se identifica tanto con esta cultura comercial como Los Angeles. En la fabricación de películas de cine o televisión solo Bollywood puede competir y en producción musical Nueva York es la única ciudad que se puede medir con LA.

A base de la infinidad de películas americanas vistas, todos ya conocemos las calles sus barrios famosos Beverly Hills, Hollywood y Venice. Nos han transmitido cantidad de tópicos de la vida americana y de la de Los Angeles en particular, desde las autopistas de 16 carriles a la delincuencia de una ciudad sin ley.

Pero las estadísticas revelan una realidad muy distinta: Entre las mayores ciudades del país, Los Angeles se encuentra justo en el promedio de delincuencia, eclipsada por municipios poco enfocados por los medios de comunicación como Dallas, Detroit, Philadelphia o Baltimore.

En los años 90 una ola de violencia callejera arrolló el país. La situación en ciertos barrios de Los Angeles era tan vergonzosa que el ayuntamiento decidió rebautizar el barrio “South Central” en “South Los Angeles” para borrar el nombre de la memoria colectiva. Municipios vecinos como Long Beach no se querían identificar con el suburbio chungo de “Compton” y eliminaron el nombre de sus calles. Desde luego, la situación ha cambiado muchísimo. Los Angeles no es ni más ni menos peligroso que cualquier metrópolis europea. Moviéndose con un poco de sentido común no se encontrará ningún problema.

A primera vista, muchos viajeros quedan algo decepcionados de una urbe con un nombre de tal sonido prometedor. Los Angeles no tiene la impresionante estética urbana de Chicago o Nueva York, se parece más a un suburbio infinito. Su área metropolitana se extiende por una superficie de 100 por 80 kilómetros. El transporte público es casi inexistente, las cinco líneas de metro cubren solo una pequeña parte del terreno y desde el centro a penas se llega a las playas del Pacífico; por lo menos conecta el Downtown con Hollywood y el aeropuerto.

Downtown, Hollywood, Beverly Hills, Venice y Santa Monica - los barrios de interés para el viajero - están muy dispersados y hay que recorrer las gigantescas autopistas para llegar de uno a otro. Hollywood es probablemente la parte más adecuada para alojarse. Las principales atracciones relacionadas al mundo del cine se concentran entre los grandes bulevares ‘Hollywood’ y ‘Santa Monica’. El paseo de las estrellas, varios cines históricos, el Teatro Kodak donde entregan a los Oscars y una animada vida nocturna se encuentran a pocos pasos.

Downtown, el histórico centro de Los Angeles se divide en 3 zonas completamente distintas: “Old town” es el diminuto núcleo fundado por los colonizadores españoles cuando California era nada más que una provincia periférica de la colonia Nueva España. La zona alrededor del Broadway vio su gran época en la primera mitad del siglo 20 con opulentos cines y teatros. Hoy día está totalmente en manos de la cultura latina. En los bares sirven tequila y cerveza mexicana al sonido de rancheras. Un poco más arriba se levantan los rascacielos de las grandes empresas financieras. Fuera de los horarios de oficina no se puede esperar mucha vida, dado que muy poca gente realmente vive en la zona.

A parte de Hollywood, hay dos zonas principales que ofrecen una vida nocturna bastante animada: En West Hollywood se concentran los restaurantes y bares frecuentados por los famosos y por aquellos que los quieren ver. Johnny Depp es propietario del obscuro bar de rock alternativo “Viper Room”, Dan Aykroyd (el alto de los Blues Brothers) socio del “House of Blues”. No le parece molestar que su compañero John Belushi murió de un buen cóctel de drogas y alcohol en el hotel “Chateau Marmont”, a solo cuatro pasos más arriba en el mismo “Sunset Boulevard”.

Los guías de viaje suelen presentar Venice Beach como la encarnación del estilo de vida californiano. Una mal interpretación tremenda. Desde los años 50 Venice Beach ha sido un refugio para la sub- y la contracultura, opuestas a las corrientes principales de la cultura de masas. Sin embargo, ha dado luz a movimientos que más tarde llegaron a diluirse o convertirse en cultura popular y comercial. Pero el “guetto delante de la playa” siempre ha sido dominado por estilos de vida minoritarios. La predominante cultura californiana en cambio es la de las urbanizaciones infinitas de casitas con jardín y hombres en pantuflas regando el césped.

Los primeros colonizadores alternativos fueron los beatniks, seguidos de los hippies, los surferos y los skaters. En Venice se fundaron bandas como los Doors, los Butthole Surfers o Suicidal Tendencies. Músicos de gran influencia como Bob Dylan, los Beach Boys, Iggy Pop o Henry Rollins pasaron parte de su vida, igual que personajes del mundo del cine como Dennis Hopper u Oliver Stone.

Es un gusto pasear una tarde por la rambla de la playa, entre tiendas de tatuadores, bares hippies y médicos que prescriben marihuana. Hay que observar un rato los artistas en la pista de monopatines o un partido de baloncesto al lado del gimnasio donde se entrenó Arnold Schwarzenegger mucho antes de convertirse en Governator. Para mi es lo mejor que tiene Los Angeles pero sin embargo, por la noche hay que moverse con cuidado.

Hay de todo en Los Angeles, pero es una ciudad que requiere su tiempo para explorarla a fondo y para llegar a quererla.

Para más información sobre nuestros viajes por la Ruta 66 podéis consultar la web www.rumbo66.es. Quedan 2 plazas para la salida del 26 de Mayo 2012. Luego habrá tres salidas más: en Julio, Agosto y Septiembre. Podéis enviar un e-mail a rumbo@rumbo66.es

viernes, 24 de febrero de 2012

Las ciudades de la Ruta 66 - 5. La Locura tiene un Nombre: Las Vegas

Uno puede amar u odiar a Las Vegas, pero nadie queda indiferente. Los que quieren a la capital del ocio suelen expresar su fascinación en pocas palabras. Dicen que es divertida, fantástica o simplemente loca. La estupefacción tiene su lógica: Las Vegas abruma el visitante como un tsunami de impactos a todos sus sentidos. Todo son luces, música, ruidos. El indefenso humano queda totalmente desbordado.
Nada es real en la capital de la diversión. Ni la Torre Eiffel, ni las góndolas en los canales de Venecia. Pero Las Vegas es sincera: no pretende ser real. Todo son fachadas de luces, detrás de ellas curran electricistas lituanos y obreros mexicanos para mantener la maquinaria funcionando. Las Vegas no tiene otra base económica que el consumo y el juego.
Cada año unos cuarenta Millones de turistas invaden el Strip, el Boulevard de ocho kilómetros de largo que concentra los hoteles y los casinos. La mayoría de los visitantes son americanos, muy atraídos por el juego que, a pesar de su popularidad, está bastante restringido en Estados Unidos. Sobretodo los jubilados dejan una impresión algo triste, jugando solos y aislados con las máquinas tragaperras. Los visitantes europeos están menos fascinados por el juego sino por la infinidad de diversiones que ofrece la ciudad.
Los hoteles en sí han sido convertidos en atracciones. Cada uno tiene su tema decorativo, desde los palacios y el circo romano, hasta las pirámides egipcias. Algunos solo se pueden describir como “kitsch”, otros son realmente impresionantes como el Venetian o el Caesar’s. El modelo empresarial es simple pero requiere una infraestructura enorme: Dentro de su hotel el viajero encuentra absolutamente todo lo que pueda necesitar para su diversión: casino, piscina, zona de shopping, restaurantes, bares, discotecas, conciertos, espectáculos. No hace falta salir del hotel y justo esto es lo que se quiere evitar. Por tanto, a menudo se convierte en una tarea difícil, encontrar la salida. Tampoco hay ventanas o relojes. El cliente debe olvidar que existe un mundo fuera de su hotel.
De los 20 hoteles más grandes del mundo, 13 se encuentran en Las Vegas, a pocos metros de distancia. El mayor de la ciudad y segundo del mundo, el Venetian, cuenta con 7.100 habitaciones. Pero la competencia es muy dura entre los establecimientos y la actual crisis económica ha tenido efectos potentes. Algunos hoteles clásicos como el Sahara han tenido que cerrar, varios proyectos nuevos sufrieron graves problemas financieros y algunos siguen parados. Los precios de las viviendas han caído en picada.
Ahora bien, fuera de las luces del Strip, Las Vegas es una ciudad fea y desordenada y manca de cualquier encanto. Pero al viajero le queda la posibilidad de emprender unas excursiones muy bonitas. Mi sitio favorito es el parque estatal “Valle de Fuego”. A solo 80 kilómetros del consumismo frenético representa un paraíso de la paz entre paisajes preciosos y rocas impresionantes. Parece increíble que solo unos pocos de las decenas de miles de turistas en Las Vegas se adentren en estos parajes fantásticos.
La otra alternativa es la excursión al Mount Charleston, con 3.630 metros la montaña más alta del sur de Nevada. En coche se puede subir hasta el pequeño pueblo del mismo nombre. Es un gusto tomar algo en una terraza a más de 2.300 metros de altitud y disfrutar de las vistas panorámicas y de unas temperaturas muy agradables. Ahí arriba, la locura de Las Vegas parece algo de otra galaxia.
Durante el próximo viaje por la Ruta 66, saliendo el 26 de Mayo 2012, celebraremos una boda en Las Vegas. Con Cadilac y todo. Elvis tambien está invitado. Más información en la web www.rumbo66.es. Además habrá una salida a Cabo Norte a finales de Junio y otra a Canadá en Agosto.

lunes, 30 de enero de 2012

Las ciudades de la Ruta 66 - 4. Albuquerque

El nombre de la mayor ciudad de Nuevo México no deja ninguna duda sobre sus raíces y su origen hispano. Fue fundada en 1706 como puesto periférico de la Nueva España y nombrada en honor al Duque de Alburquerque, menuda ciudad en la provincia de Badajoz, cerca de la frontera portuguesa. A lo largo del tiempo los americanos se olvidaron de la primera “r”.

El centro colonial de la ciudad llamado “Old Town” se mantiene intacto y es una de las atracciones turísticas de la región. Su arquitectura es una curiosa mezcla entre el estilo colonial español y las técnicas tradicionales de construcción de los “indios pueblo” que vivían en una multitud de casas adosadas, hechas de adobe. El centro del casco antiguo está formado como en toda América Latina por la Plaza de Armas y la iglesia. Las estrechas calles están llenas de tiendas de souvenirs y artesanías, restaurantes y bares. Pero mucha marcha no se puede esperar, todo cierra muy temprano en esta zona de la ciudad.

La vida de noche se encuentra a un par de kilómetros al este, en el centro moderno. La Central Avenue se convierte cada noche de viernes y sábado en un desfile de motos y coches tuneados. Albuquerque es la auténtica capital americana del tuning. Cualquier técnico del ITV enloquecería o sufriría un ataque de corazón. Parece que todo esté permitido. Pero la libertad americana no es infinita: Por la noche no se puede acudir a ningún establecimiento del centro sin tener que sacar el carné de identidad que por encima será escaneado. No hay bar sin segurata y a partir de las 11 la policía hace presencia masiva.

Si bien Albuquerque ha vivido épocas de mucha delincuencia, habitualmente relacionados con su cercanía a la frontera mexicana (que de hecho está a 400 km), gracias a la política de mano dura el nombre de la ciudad no aparece en el famoso estudio anual de Morgan Kittney sobre las localidades más peligrosas de Estados Unidos. Teóricamente hablando, con su sólida base económica no debería tener ningún problema de delincuencia: A principios del siglo 20 creció como un centro de salud para la cura de enfermedades respiratorias, gracias a su clima seco y equilibrado. Durante la segunda guerra mundial el ejército estableció grandes bases cerca de Albuquerque y la universidad participaba en el desarrollo de la bomba nuclear. A partir de aquí la ciudad se desarrolló como centro tecnológico. Incluso Microsoft tuvo su sede durante años a solo un bloque de la Central Avenue.

Desde el punto de vista turístico, Albuquerque es una ciudad muy interesante y representa un campo base fantástico para explorar el grandioso estado de Nuevo México. Albuquerque cuenta con museos dedicados a la serpiente cascabel, la energía nuclear, el holocausto y la cultura nativa. Celebra su legado hispano en el National Hispanic Cultural Center. Justo detrás de la ciudad se levantan los Montes Sandía hasta 3.255 metros y ofrecen fantásticas vistas panorámicas de las llanuras semidesérticas. En una zona volcánica en las afueras se encontró gran cantidad de pinturas rupestres proclamadas monumento nacional. La bella capital del estado, Santa Fe, está a menos de una hora de distancia, un poco más arriba se puede visitar Los Alamos, donde se inventó la bomba nuclear, y varios pueblos de indios en el valle del Río Grande.

Y se puede tomar una foto de la señal que indica otro pueblo de 150 habitantes con aparentes raíces hispanos: Madrid.

Para cualquier información adicional acerca de nuestros viajes en Moto, os podéis poner en contacto por teléfono 637 747 839 o por e-mail escribiendo a rumbo@rumbo66.es. La próxima salida por la Ruta 66 será el 26 de Mayo del 2012. Luego habrá más viajes en Julio, Agosto y Septiembre. Los datos exactos y más info podéis consultar en www.rumbo66.es





Río Grande cerca de Los Alamos, Nuevo México.

lunes, 16 de enero de 2012

Las ciudades de la Ruta 66 - 3. Oklahoma City

A pesar de su millón y medio de habitantes en el área metropolitana y unos rascacielos que se levantan hasta los 250 metros, la capital del estado del mismo nombre no impresiona por su urbanidad. A primera vista es una de las típicas ciudades medianas americanas, difícil de distinguir de hermanas cercanas como Kansas City, Omaha o Wichita. A Oklahoma City le falta la vanidad y la pretensión de las urbes de peso verdadero. Ocupa un territorio inmenso, dejando muchos espacios vacíos y desaprovechados en medio. Es una ciudad, sí, pero una ciudad de ambiente rural. El vehículo predominante en su vasto sistema de autopistas urbanas es la camioneta “pick-up”, dirigida por hombres en tejanos que llevan una gorra de béisbol o un sombrero de vaquero.

Las dos formas distintas de cubrirse la cabeza manifiestan la situación geográfica de la ciudad en una frontera cultural: hacia el este se extienden las ricas tierras de la agricultura del maíz y de la soja y al oeste linda con las vastas llanuras dominadas por la ganadería. No es muy marcada en el paisaje la frontera entre el tractor y el caballo, dado que las dos zonas engranan y se entremezclan pero al largo de unos cien kilómetros se puede observar la transición.

Oklahoma City representa el centro administrativo y logístico de ese mundo rural y su economía esta profundamente relacionada con los productos de la tierra. En el distrito de “stockyard city”, cada lunes y martes se puede asistir al espectáculo de una de las mayores subastas de ganado en todo el mundo. Con vaqueros reales y auténticos.

El origen de la ciudad es probablemente bastante único: en una sola semana su número de habitantes salto de cero a unos cinco mil. El 22 de Abril de 1889 el gobierno del país abrió los territorios hasta entonces reservados para los nativos a los colonos blancos. Unos 50.000 esperaron la señal de salida en la frontera para invadir las tierras y asegurarse su terrón. En un instante creció un campamento de tiendas de campaña que apenas un mes más tarde ya contó con escuelas, periódicos, saloons y las primeras casas. El boom del petróleo dió otro empujón al crecimiento y en solo cuatro décadas la ciudad llego a los 200.000 habitantes.

En 1995 Oklahoma City dominaba los titulares de las noticias mundiales: Un coche bomba destruyó un enorme edificio de la administración federal y se cobró la vida a 168 personas, entre ellos muchos niños que acudieron a una guardería. Las primeras sospechas señalaron a extremistas islamistas, pero en la tarde del mismo día ya se detuvó el culpable, un joven ultraderechista blanco. En 2001 fue ejecutado.
El suceso marca la atmósfera de la ciudad hasta hoy. El monumento conmemorativo que ocupa la misma manzana del edifico impacta por su sencillez y su dignidad. Los miles de objetos personales de las víctimas, colgados en la entrada al recinto, hacen sentir la magnitud de las tragedias personales.

Solo cuatro años después, un tornado de máxima categoría arrasó 8.000 viviendas en los suburbios al sur de la ciudad. Los radares registraron vientos de velocidades hasta 480 km por hora, que se cobraron la vida de 36 personas.

No obstante, hablamos de una ciudad americana, y América es sinónimo de optimismo. Oklahoma City mira hacia delante. Un gran proyecto de renovación urbana convirtió una zona de antiguos almacenes en el nuevo centro de ocio, con restaurantes, bares, cinemas y el estadio de béisbol. “Bricktown” – la ciudad de ladrillos – es sin duda el barrio más atractivo de la ciudad. Apenas una milla más al oeste se encuentra la arena multifuncional que alberga a los partidos del equipo de básquet Oklahoma City Thunder que compite en la NBA desde la temporada 2008. El éxito del equipo – trasladado desde Seattle – ha devuelto la autoestima a la castigada ciudad.

Oklahoma City no es ninguna ciudad impresionante, pero sí una de las que acoge al viajero con mucha simpatía. En el resto del país se bromea de los “Okis” que ninguna conversación telefónica dure menos de una hora. Incluso cuando alguien se ha equivocado de número.

Más información sobre nuestros viajes en Moto por la Ruta 66 encontráis en www.rumbo66.es. Las fechas de salida del año 2012 son:
26/05 - 09/06
21/07 - 04/08
04/08 - 18/08
08/09 - 22/09
Además habrá un viaje de dos semanas por el precioso oeste de Canadá, del 18/08 al 01/09.
Hemos colgado un nuevo video también, del último viaje en Septiembre 2011.