Lejos del kitsch y de los tópicos volvemos a descubrir la Ruta66. Encontramos músicos, películas de Hollywood, indios y bandidos, triunfos y tragedias. Hay mucho más que la nostalgia de los años 50.



domingo, 19 de septiembre de 2010

Día 8: Albuquerque (New Mexico)

En el este de Texas se acumulan los pueblos fantasma al lado de la Ruta66. Desde la construcción de la autopista los viajeros ya no se paran, muchos negocios tuvieron que cerrar y la gente migró a sitios más prósperos. Las poblaciones quedan abandonadas al lado de la carretera. Hemos visto muchísimos moteles, gasolineras y restaurantes abandonados.

Ya hemos hecho la mitad de la ruta! En el diminuto pueblo de Adrian se encuentra el punto medio. Los Angeles y Chicago, los puntos extremos de la ruta, se encuentran a la misma distancia de 1.139 millas.


Con la entrada al estado de Nuevo Mexico el paisaje cambia bruscamente. El verde desaparece y deja paso al desierto con sus mesas espectaculares. Una de mis paradas favoritas es el lago Santa Rosa, en medio del desierto. En Agosto ya me bañado varias veces, pero hoy no hace tanto calor.


La etapa más larga nos ha llevado a Albuquerque, la ciudad más grande del estado. Nos alojamos en un hotel céntrico justo a lado de la zona de bares. Hay mucha marcha en esta ciudad, muchas motos y muchísimos coches tuning. En una lavandería un poco más arriba del hotel todavía no han cambiado los vidrios. Hace dos años hubo un tiroteo nocturno y se ve claramente ocho agujeros de bala en la fachada de cristal. Eso también es America.

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